Una mujer subida en la cabina de un camión.

El hoja seca

Como muchas familias colombianas el camión, el hoja seca, nos dio la papita como dicen por ahí.Antes de que mi hermana y yo nos fuéramos de la casa en búsqueda de sueños y futuro tuvimos ropa, estudio y comida sobre la mesa gracias al esfuerzo de mis padres.

Recuerdo con alegría y gratitud los momentos que pasé con mi papá viajando en el hoja seca, recorriendo las vías del Cauca y la trocha para ir a Florencia -Caquetá, las noches frías en medio del páramo y la sopita caliente del viejo, pero aseado hotel de la bomba de gasolina que quedaba al lado de la carretera en medio de la nada. Momentos que luego tuvo mi hermano, como aprender a manejar en el camión y toda la experiencia que a su paso le brindó.

De las cosas más difíciles que vivió la familia fue el accidente, un milagro lo salvó -dijeron, el hoja seca no sufrió un daño mayor del que a la vista habría sido una tragedia.

Quien diga que las cosas materiales no tienen energía se equivoca. Todo lo que nos rodea es energía, como el caso del hoja seca que es parte de la historia familiar y que permanecerá en la memoria de todos. Claro, es difícil no apegarse a las cosas materiales, más cuando esas cosas representan la tenacidad del trabajo, madrugadas y largas horas de viaje para que la carga llegue a su destino final; sin contar el riesgo de conducir y los imprevistos que surgen en carretera. Somos conscientes de que el ciclo de este trabajo con el hoja seca se terminó para mi papá y que a la par se abre para otra familia.

Admiro a mi padre por tantos años de trabajo duro, dedicación y amor por lo que hace. Por mantener en buen estado al hoja seca, por sentirse orgulloso de ser transportador. A todos se nos escaparon lágrimas de nostalgia y como no, cuando es la gratitud la que nos embarga. Por eso llenamos de buena energía al camión y confiamos que le den un buen uso.

Ahora, el hoja seca debe transitar por las carreteras de Colombia en manos de otro dueño que contribuirá como lo hizo mi padre, al sostenimiento de otras familias.

¡Ah! como me gustaba tomarme fotos con el hoja seca, pero jamás imaginé que la foto que acompaña esta historia, fuera la última. Me siento orgullosa y agradecida, el camión nos deja a mi madre, a mis hermanos y a mí recuerdos valiosos de nuestra juventud y lo más importante de todo, la unión familiar, juntos tomamos la decisión de este cambio, que se da, en el preciso y precioso momento en que el Universo nos regala la oportunidad de seguir disfrutando a un esposo, a un papá y un abuelo después de salir del trance que quebrantó su salud.

Que la energía del trabajo, el amor y la entrega nos mantenga conectados y dispuestos a asumir los retos que cada uno tiene.

Gracias padre por tantos momentos que atesoro con el hoja seca.

Lo que brota de tu corazón es lo que siembras.